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Marcelo Tejedor

Cocinero

Cocinero y propietario del Restaurante Casa Marcelo (Santiago de Compostela).

Integrista del producto. Mantiene contacto directo con él. Necesita salir en busca del material para encontrar la idea. Su cocina es forzosamente espontánea. De mercado, atrevida, fresca, natural.

Sin embargo el triunfo no le llegó fácil. Montar hace 10 años un restaurante de vanguardia, sin carta, haciendo oídos sordos a los conservadores latidos del corazón de Galicia, en el pericardio de la Plaza del Obradoiro, era una romántica y loca aventura. Los peregrinos del Apóstol, después de rezar, se refrigeraban con la retaguardia culinaria gallega. La clientela tardó en entrar en Casa Marcelo. Hoy, sin haber dado un paso atrás ni para coger impulso, cuelga diariamente el cartel de no hay billetes.

Antes ya había puesto a prueba su capacidad de trabajo y sacrificio practicando como meritorio con Arzak para llenar el hueco vacacional; o haciendo tortillas en la playa, mientras sus compañeros de la Escuela de Hostelería yacían tumbados al sol veraniego, observándolo con una mezcla de hilaridad y envidia reflejada en sus rostros quemados de ocio.

Su mesías fue Jacques Maximin: "Durante los nueve años que estuve a su lado, sacó de mí todo lo que llevaba dentro". Aptitudes, talento, técnica y potencial creativo. Como además es inteligente, enseguida comprendió que para la escalada al Olimpo necesitaba compañeros de cordada. Formó un elenco compacto y sincronizado, con Iván Domínguez en el papel de alter ego de su obra. Obra que se representa en el escenario de la cocina, cara al público, como en el teatro. Cuando termina el vibrante espectáculo, actores y figurantes se retiran y unos grandes cortinones a modo de telón dan por finalizado el acto. Hasta la próxima función. Así es Marcelo.

Un cocinero que no es partidario de manosear el producto, que  valora los recursos de cercanías para que su cocina sea identificada con la geografía gallega. La comida formando parte del paisaje. Huye de mezclas sofisticadas, rindiendo culto a la estética de la sencillez a la que aporta buenas dosis de genialidad. "Mi filosofía es que las cosas sepan a lo que son. Me gusta la cocina del pulpo á feira: Pulpo, aceite y pimentón. Sin manipulaciones".

Su cocina es muy personal, inmediata, le da utilidad a objetos existentes.