Fiestas que en México se celebran comiendo

Día de los muertos: panes, tortas y dulces

Como en casi todas las culturas, los pueblos indígenas de México honraban a sus muertos. Los rituales eran variados, pero en todos ellos se ofrendaban alimentos.

Con la llegada de los españoles y la iglesia católica se extendió la celebración del día de Todos los Santos, festividad instituida por el papa Bonifacio IV, que se celebra el 1 de noviembre y la del día de Fieles Difuntos, que se celebra el día 2 de noviembre y que fue instaurada a finales del siglo X por San Odilón de Cluny.

Una vez más los ritos católicos se superponían a celebraciones ancestrales, tal como antes había sucedido en Europa según la religión se fue extendiendo. Los grupos locales aceptaron de buena gana la celebración y se sumaron a ella con entusiasmo añadiendo colorido, simbología y sobre todo gastronomía.

A las ofrendas americanas vinieron a sumarse algunas españolas que fueron acogidas con gusto, por ejemplo, el pan de ánimas que se hacía en la Segovia española y los huesos de Santo, típicos de Aragón, ambos dulces con base de mazapán (pasta dulce de almendras molidas y miel) Las ofrendas se volvieron mestizas y junto a los tamales tradicionales de los pueblos de Mesoamérica aparecieron los panes con forma de muerto y los dulces de mazapán tallados y coloreados; con el pulque  se emparejó el aguardiente que bebían los criollos; y al mole se le añadió arroz y otros ingredientes llegados de España. 

 

La comida más típica de esta festividad es el Pan de Muerto o el Pan de los Muertos. Un rico pastel de café decorado con merengues que imitan huesos. Se decora con caramelos en forma de cráneo y figuras de muertos de mazapán cerca de las tumbas. Las familias también tienen un día de picnic con la comida y bebida favorita del difunto.

Rosca de reyes por Navidad y encuerados por Guadalupe

También de España llegó la costumbre de comer un dulce el día de Reyes Magos. El popular roscón de reyes se transformó en México en la Rosca de reyes y siguió consumiéndose la tarde del 6 de enero acompañada con chocolate caliente. Y la no menos popular de tomar 12 uvas con las doce campadas que marcan el principio del año nuevo la noche del 31 de enero, símbolo de abundancia y bienestar.

En el mes de diciembre se celebra la no menos importante festividad del la Virgen de Guadalupe patrona de México. El día 12 del último mes del año, miles de peregrinos llegan hasta la basílica el día y ofrecen y comen las típicas las gorditas de maíz, pequeñas, suaves y dulces, cocidas en comal sobre un anafre con carbón. En los puestos de comida resaltan los antojitos, similares a los que se comen la Noche del Grito. Pero a ellos se suma uno menos común, propio de esta festividad: los tamales fritos, también llamados encuerados. Primero se cuecen y después se fríen, por lo que en la preparación se pone menos cantidad de manteca de cerdo.

Fiestas patrias: antojitos y chiles en nogada

Sin duda, el mes festivo en México es septiembre con la celebración de las Fiestas Patrias. Los días 15 y 16 rememoran el grito de Hidalgo en 1810, siendo el 16 el día de la Independencia. El 13 recuerda a los Niños Héroes y el 27 conmemora el final de la guerra de Independencia, marcado por la entrada de Iturbide a la ciudad de México. 

La noche del 15 de septiembre, el presidente de México lidera a los mexicanos con el grito de “Mexicanos viva México” que es el grito de Dolores y el centro de los pueblos y ciudades se convierte en una feria repleta de banderas tricolores en la que no falta la romería patria llena de puestos que ofrecen antojitos. El platillo principal es el pozole de cabeza de puerco. Aunque también se encuentran tostadas de pata de res o de tinga poblana, tacos dorados o flautas de carne deshebrada de res o de papa, pambazos de papa con chorizo y quesadillas de todos los tipos. El ponche que se bebe esa noche está preparado con frutas de temporada: guayabas, caña de azúcar, pasas y manzanas.

Sin embargo, el plato más característico de este mes, el que no falta en ningún hogar mexicano son los chiles en nogada, cuyos colores: blanco, rojo y verde, recrean los de la bandera mexicana. Este plato se compone de chiles rellenos de carne cubiertos por una crema blanca de almendras salpicada de pepitas de granada roja. Esta considerado uno más lujosos platillos de la cocina mexicana, nacido de la fusión entre la tradición poblana y la cocina criolla.